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Las bestias saben...

Las bestias saben dónde está la carroña.
Usan de carnes que fueron dolorosas
y del recuerdo nutricio para eones.

Saborean todo lo que fue arrebatado.
Identidad aquietada en putrefacta espera,
ya no importan los mordiscos ni los besos.

El gusano lo podrido devora lentamente,
no percibe atuendos, ni la fama de los nombres,
indiferente al anónimo detritus, no babea queja.

Rebatir el pasado de reseca ignorancia
Sepultar cualquier entretenimiento, mientras
mi mano blanquecina disemina sus residuos.

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